En S.C.A. San Blas obtenemos nuestro aceite con un proceso cuidadoso para garantizar su máximo sabor y calidad. Descubre este proceso de inicio a fin.
La recolección del olivo es el primer paso en el proceso de creación del aceite de oliva. Este se lleva a cabo durante los meses de otoño e invierno, cuando las aceitunas están maduras.
El proceso puede hacerse mediante recolección manual o con recolección mecánica. Su principal diferencia es que en el caso de la manual, la aceituna se recoge, como bien dice su nombre, a mano directamente del olivo. Por otro lado, en la recolección mecánica se usan maquinarias especializadas para facilitar el proceso de recogida.
Una vez que las aceitunas han sido recolectadas, se procede a la molienda. En esta parte del proceso se rompen las aceitunas para conseguir una pasta. Con esta, se facilita la extracción del aceite.
Desde sus orígenes, este proceso se ha hecho con molinos de piedra, aunque ahora existen otras máquinas para realizar esta parte.
En esta fase también es esencial controlar la temperatura del proceso. De esta forma, se evita la oxidación y se preservan todas las características y cualidades del aceite.
Una vez obtenida la pasta de aceitunas, se procede a la extracción del aceite. Existen diferentes métodos de extracción, pero el más común es el proceso de centrifugación. En este, la pasta se somete a una decantación natural, donde el aceite se separa del resto de los componentes. Luego, se realiza la centrifugación, que consiste en separar el aceite del agua y los sólidos mediante la fuerza centrífuga.
Durante el proceso de centrifugación, se obtienen distintas categorías de aceite de oliva, como el virgen extra, el virgen, el aceite de oliva suave y el aceite de oliva refinado. Estas categorías se diferencian principalmente por su acidez y características organolépticas.
Una vez extraído el aceite de oliva, se procede a su envasado y almacenamiento adecuados. El envasado se realiza en recipientes de vidrio o en latas de acero inoxidable, que protegen el aceite de la luz y el aire, preservando así su calidad. Es importante destacar que el aceite de oliva es sensible a la oxidación. Es por esto que se usan envases oscuros y se almacenan en lugares frescos y alejados
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